CONOCER SANABRIA


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Riodeonor

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Rihonor de Castilla y Riodeonor de Portugal. Entre la región española de Sanabria (Zamora) y la portuguesa de Bragança se encuentra esta aldea atravesada por el río Ríhonor o Riodenor, en la que solamente un árbol y una piedra, a las orillas de un viejo puente, nos avisan de que estamos caminando de un país a otro.Más que una frontera es un lugar de paso. Los vecinos de uno y otro país labran las tierras en ambos lados y cuidan como un solo rebaño unas 300 ovejas y 100 cabras. Su trabajo, tanto agrícola como ganadero, es comunitario, y si surge algún problema lo resuelven en asambleas siempre muy cerca del puente. Como ellos mismos reconocen son todos pobres pero ninguno pasa hambre.Los aldeanos más viejos hablan un dialecto común, herencia de las antiguas regiones de Asturias y León, el rihonorés o riodonorés, aunque casi todos prefieren hablar portugués, español, o una mezcla de ambos. La lengua por tanto es un vehículo de entendimiento, no de discordia.Como casi siempre de espaldas a nuestro vecino, desde España casi nadie se acuerda de Rihonor. Para los portugueses en cambio es un símbolo de encuentro; por ello José Saramago eligió empezar aquí su "Viaje a Portugal" donde describe que "todo el paisaje chorrea, como un valle submarino" y se pregunta "a fin de cuentas, ¿dónde está la frontera? ¿Cómo se llama este país aquí? ¿Es aún Portugal? ¿Ya es España? ¿O sólo Río de Onor y sólo eso?".Realidad y fantasía fluyen en este pueblo a través de su río. Una leyenda relata cómo cada noche siguen batallando ejércitos ya muertos, ahora fantasmas, repitiendo una y otra vez viejas luchas entre Castilla y Portugal. Por ello al amanecer, todos los vecinos, descendientes de estos viejos reinos, pueden seguir la vida con total armonía: el sol ya no permite tan anticuadas guerras.Otra recuerda que hace siglos grandes inundaciones arrasaron decenas de casas a ambos lados de la frontera. Familias enteras portuguesas se refugiaron en casa de amigos españoles y viceversa. Poco a poco comenzaron a hacer su vida allí, exiliados con más nostalgia de sus casas que de sus respectivos Estados. Los anfitriones fueron muriendo, también los exiliados más viejos; los niños fueron creciendo y teniendo hijos con nacionalidad portuguesa o española, siempre distinta a la suya. Hoy, los habitantes de Riodeonor de Portugal y de Rihonor de Castilla se enfrentan en la ya tradicional batalla de piedras cuando juegan España y Portugal en Mundiales y Eurocopa. Y a los descendientes de aquellos refugiados les gusta más el fado o el flamenco, el bacalao o la paella, según sus antepasados sean españoles (fado y bacalao) o portugueses (flamenco y paella).


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